Review: DmC: Devil May Cry


Quién me iba a decir a mí que acabaría haciendo una review de este juego. Como mi nick deja claro, al menos eso creo, soy una gran fan de los Devil May Cry clásicos y cuando en su momento anunciaron este juego, eché sapos y culebras por la boca hablando del sacrilegio que Capcom había cometido contra la saga y contra sus personajes, convirtiendo a Dante en un niñato imberbe sin carisma, y juré y perjuré no tocarlo ni con un palo de dos metros.

Pero la vida da muchas vueltas; la gente te recomienda juegos y PS Plus te lo da gratis, y claro, una es débil y se siente tentada a jugar a cosas que juró odiar, y al final hasta acaba disfrutando del juego… pero siempre con la boca pequeña.

Este reboot de Devil May Cry realizado por Ninja Theory nos presenta una ciudad dividida en dos planos: el mundo normal y el Limbo, lugar donde habitan los demonios, que ejercen de amos y señores sin que los pobres humanos se den cuenta de nada. Aunque el jefe del cotarro es Mundus, que desde su torre controla la ciudad y da caza a aquellos que tratan de rebelarse. En esta también ciudad vive Dante, un joven que ajeno a su naturaleza mitad demonio, mitad ángel, se dedica al puterío y a disfrutar de la vida… hasta que los demonios tratan de borrarlo del mapa.

A partir de aquí, los que ya conozcan la historia se imaginarán el percal, ya que regresa Vergil, el hermano gemelo favorito de todos, y una nueva incorporación, Kat, una chica humana con habilidades especiales que a aquellos que jugaran a DMC 3 les traerá recuerdos confusos de Lady.

Jugabilidad

Es en este apartado en el que DmC demuestra todo su potencial. Su sistema de combate bebe directamente del de los DMC clásicos: tenemos una espada (Rebellion) y un par de pistolas (Ebony & Ivory) con las que podemos realizar una serie de combos brutales por los que seremos recompensados con una puntuación por estilo, según la originalidad que empleemos a la hora de acabar con nuestros rivales. Además, como es algo habitual en la saga, recogeremos orbes rojos con el objetivo de gastarlos en la tienda y conseguir técnicas nuevas y mejoras para nuestras armas.

Como innovación, en esta entrega tendremos además dos tipos de armas extra, como complemento a la espada. Estas son las armas demoníacas y las armas angelicales que, aparte de dar hostias como panes, nos permitirán desplazarnos por los niveles plataformeros del juego atrayendo los bloques hasta nosotros o propulsándonos por el escenario casi como si voláramos. Para mí este ha sido uno de los mejores aspectos del juego, ya que los niveles de plataformas estaban muy bien diseñados y resultaba muy divertido moverse por los niveles utilizando los poderes de estas armas.

Cada nivel oculta una serie de secretos que recompensarán a quienes los encuentren. Para empezar, en cada misión hay escondidas una serie de almas que el jugador deberá encontrar y ajusticiar con la espada. Además, podremos encontrar diferentes tipos de llaves que nos permitirán abrir las puertas tras las que se encuentran las misiones secretas. Cuantos más secretos encontremos en cada misión, mejor será nuestra puntuación final.

Otro detalle curioso es que el juego está plagado de guiños a la saga original, como por ejemplo los nombres de los trofeos, sacados de citas de los anteriores Devil May Cry.

La principal pega que le pongo al juego en este apartado es la dificultad, que me parece excesivamente baja en relación a la cantidad de niveles de dificultad con los que cuenta. En mi opinión, habría sido mejor reducir a la mitad el número de modos y aumentar la dificultad en cada uno, ya que por ejemplo, a pesar de ser originales, los bosses son muy sencillos y casi no presentan problemas en los niveles más normales.

Gráficos

Haciendo uso del motor Unreal Engine, DmC consigue unos gráficos más que decentes que crean unos entornos coloridos y brillantes, que varían entre los iluminados escenarios del mundo real a las oscuras y tétricas localizaciones del Limbo. Estos gráficos no pueden competir ni de lejos con juegos más potentes como Beyond o The Last of Us, pero mantienen el tipo de sobra.

El modelado de los personajes también está muy conseguido y, como podéis observar en las imágenes que aparecen a continuación, tanto las expresiones faciales, como la recreación del pelo, ropa y físico son excelentes.



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El estilo grafitero de su diseño mezclado con los vivos colores que mencioné antes hacen de DmC un juego muy atractivo a la vista.

Sonido

Personalmente, las voces de este juego me han resultado horribles. No voy a entrar en el tema de si el casting de cada personaje es acertado o no, pero me da la impresión de que el doblaje al inglés lo han hecho amateurs que no conseguían expresar con palabras el desparpajo de sus protagonistas. En serio, si vas a decir cosas del tipo “¡Te voy a arrancar la cara y metértela por el culo!”, casi mejor darle un poco de emoción, ¿no crees?

Por el contrario, la banda sonora es brutal, realmente digna de la saga. En esta ocasión se le ha encargado a las bandas Noisia y Combichrist, que han hecho un trabajo realmente excelente, consiguiendo una serie de temas muy movidos y electrizantes, que acompañan perfectamente a la acción desenfrenada que caracteriza a este juego.

Aquí os dejo uno de los temas de batalla para que comprobéis la calidad de la música:


Rejugabilidad

Otra cosa no tendrá, pero rejugabilidad toda la que queráis. Aparte de los siete niveles de dificultad con los que cuenta este juego, también tendremos el característico Palacio Sangriento, donde tendremos que enfrentarnos a oleadas de enemigos mientras vamos subiendo por los niveles de la torre.

Además, para los que disfrutan consiguiéndolo todo, están los secretos y misiones ocultas de cada misión, necesarios para conseguir muchos de los trofeos y logros del juego.

Para terminar, DmC cuenta con un DLC llamado La caída de Vergil, en el que tomaremos el control del gemelísimo para dar cera en esta campaña que tiene como novedad algún que otro enemigo distinto y las habilidades propias de Vergil.

Conclusión

DmC es un juego divertido, con mucha acción, música cañera y diálogos algo sobrados pero resultones, que en general entretendrá a la mayoría de los que le den una oportunidad.

Pero… si eres fan de la saga y has jugado a los anteriores, probablemente no disfrutes de este juego ni la mitad de lo que lo hiciste con la saga original. ¿Por qué? Como juego plataformero está genial, tiene algunas novedades muy interesantes y en cuanto al combate no tengo queja alguna. El problema es que comparado con los grandes DMC de antaño, este juego se queda corto. La historia es una castaña y los personajes no tienen ni la mitad del carisma que caracterizaba al Dante original. Los diálogos abusan de palabrotas y sexo liberado para darle una apariencia macarrilla al protagonista pero, desde mi punto de vista, este Dante parece más un adolescente atontado que un verdadero cazademonios. Y sí, ya sé que este juego nos cuenta sus orígenes, pero el Dante jovenzuelo de Devil May Cry 3 se comía con patatas a este muchacho, a pesar de estar igual de atontado.

En resumen, creo que sólo podrás disfrutar de este juego como se merece si nunca has tocado un DMC. Si es así, felicidades, has encontrado un juego bastante divertido que te proporcionará horas de acción. Pero sinceramente, si has conocido al Dante y al Vergil originales, no creo que el efecto sea el mismo. Por estos motivos, DmC tiene mi sello de calidad y os lo recomiendo, pero sólo por ser objetiva.


Y ahora, si me disculpáis, voy a abrazarme al Filo de Fuerza y a llorar.

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