Review: Okami HD


Siempre me da por pensar que todas las versiones HD que sacan de juegos de PS2 están hechas para sacarnos el dinero aprovechándose de nuestros buenos recuerdos y de las ganas de volver a ver ese juego que nos gustó tanto «pero en HD»; aunque, no nos engañemos, en el fondo es lo mismo, sólo que han repasado todas las líneas con un rotulador gordo. Y en ocasiones han destrozado el juego metiendo voces nuevas que no eran necesarias y quitando la niebla de Silent Hi... creo que me estoy yendo por las ramas. A lo que iba, tengo que reconocer que gracias a estos intentos ruines para vaciarme la cartera he podido encontrarme con juegos que me perdí en su momento (y darme de golpes por no haberlos disfrutado cuando salieron).

Un ejemplo de lo que me perdí y ahora he podido disfrutar es Okami. La historia nos sitúa en el país imaginario de Nippon. Hace 100 años, el guerrero Nagi junto con el lobo Shiranui consiguieron derrotar al malvado Orochi y, a costa de la vida del pobre Shiranui, pudieron devolverle la paz al país. Pero fíjate tú por dónde, que cuando creías que todo iban a ser historias felices y paz eterna, el mal vuelve a aparecer por Nippon y sólo la ayuda de la diosa Amaterasu, la verdadera identidad de Shiranui, puede arrancar este mal de raíz. Ahora Amaterasu, junto con el artista itinerante Issun, deberán recorrer Nippon acabando con estos enemigos de la paz. Como véis, este juego es un grandísimo homenaje al folclore japonés.

Jugabilidad

Para mí, ésta es una de las mayores bazas de Okami. El juego se presenta como un hack’n’slash de los de toda la vida: tenemos a la perreta Amaterasu, a la que podemos equipar con tres tipos distintos de armas y escudos, cada uno con una habilidad especial. También podremos mejorar los parámetros de nuestra loba favorita, como la vida, la cantidad de tinta que podemos llevar o el monedero, por poner algún ejemplo. ¿Y eso cómo lo hacemos? Muy sencillo, cada vez que realicemos alguna actividad «divina» (no olvidemos que Ammy es una diosa), como por ejemplo alimentar animalitos o recuperar plantas que estén malditas, recibiremos puntos de divinidad que podremos canjear por mejoras. También conseguiremos yenes, con los que podremos comprar objetos y aprender nuevas técnicas que nos harán más sencillo el viaje. Otra de las cosas que podemos hacer es completar los pergaminos que Amaterasu lleva encima, con, por ejemplo, la lista de animales o peces de Nippon, o incluso acabar con los enemigos que se encuentren en una lista de busca y captura.

Lo que resulta más innovador de Okami y para mí el punto más fuerte y divertido del juego son los pinceles que puedes utilizar. Amaterasu puede llegar a conocer hasta 13 técnicas de pincel diferentes con las que puede hacer cosas tan diferentes como cortar a un enemigo en dos o hacer que salga el sol. Tan sólo tendremos que desplegar el lienzo y realizar el trazo correspondiente, y sólo consumiremos tinta. El problema es que cuando la tinta llega a cero, Ammy pierde sus poderes divinos y se convierte en un simple lobo, por lo que sus habilidades disminuyen bastante… hasta que la tinta se vuelve a recargar lo suficiente como para poder usar el pincel de nuevo.

Algo negativo que sí le veo al juego es lo repetitivos que se vuelven algunos combates contra jefes, teniendo que repetir una y otra vez los mismos patrones para derrotarlos, y el no integrar ninguna diferencia en la estrategia en caso de enfrentarnos a ellos por segunda vez. También la escasez de bosses que encontramos en un juego de tanta duración empaña algo la sensación general. Otro aspecto negativo se encuentra en la forma de narrar la historia, que es entretenida y está bien hilada, pero tiene bastantes altibajos y hace creer al jugador durante bastante tiempo «que el juego se va a acabar ya» cuando en realidad no es más que el principio de la historia. Esto hace que de vez en cuando el juego se te haga un poco tedioso y que dé la impresión de que están estirando la trama de forma extraña

Gráficos

A Okami le ha sentado realmente bien la alta definición y se nota muchísimo la diferencia con la versión original de PlayStation 2. Y claro, es que adaptar sus gráficos cel shading para que queden realmente bonitos es pan comido. El resultado es innegablemente bueno:


Algo que caracteriza a Okami es el optimismo que desprende, tanto en la historia, la música, los personajes y, por supuesto, en el diseño del juego en sí. Nippon es un lugar colorido, alegre, lleno de vida y parajes naturales, e incluso cuando las zonas están poseídas y malditas no puedes evitar ver belleza a tu alrededor. Todo tiene ese toque japonés clásico que tanto gusta y las escenas dibujadas como pergaminos antiguos son realmente preciosas. Las transiciones al día y la noche son muy buenas y no puedes evitar pararte a admirar el paisaje y ver cómo todo cambia cuando sale el sol o la luna. En especial, me gustaría resaltar las secuencias en las que todo el área que limpiabas de fuerzas malignas florecía y volvía a la vida; nunca he visto unas escenas tan bonitas y llenas de color dentro de un videojuego.

Sonido

La música de Okami es simplemente deliciosa. La banda sonora de este juego está compuesta por temas de carácter oriental, muchos de ellos tocados con instrumentos típicos de Japón, que se te meterán en la cabeza y no podrás parar de tararear incluso aunque hayas dejado de jugar hace un buen rato. 


Por otra parte, Okami carece de voces como tal, y los personajes hablan con voces generadas por ordenador: una serie de ruiditos musicales e inconexos, como ya ocurría en el genial Shadow of the Colossus. Esto puede resultar curioso y a la vez molesto, ya que estas voces se repiten en bucle durante los diálogos y algunas de ellas pueden levantarte auténtico dolor de cabeza. Por suerte, podemos acelerar estos diálogos mediante el botón X, y así evitar que el cerebro nos estalle.

Rejugabilidad

Una de las cosas buenas de este juego es que te anima a volver a jugarlo. Cuando lo terminas, te dan un bonus de dinero y te mantienen todas las mejoras, objetos y técnicas que hubieses conseguido durante la primera partida. Además, Nippon está llena de minijuegos y coleccionables, por lo que es posible que te apetezca conseguir las cosas que dejaste atrás la primera vez. Y, por supuesto, también cuenta con sus trofeos correspondientes, algunos bastante fáciles de perder, que pueden darte el empujón definitivo para embarcarte en esta aventura por segunda vez. Lamentablemente, el juego no cuenta con diferentes modos de dificultad, aunque siempre puedes encontrar las cuevas en las que moran los jefes y volver a enfrentarte a ellos. Encontrar todos los secretos de Nippon y completar los minijuegos puede ser suficiente motivo para cargar la partida otra vez. Además, para aquellos que todavía quieran más, existe una segunda parte llamada Okamiden que salió en 2011 para Nintendo DS.

Conclusión

Okami es un videojuego con todas las letras: divertido, detallista, alegre y lleno de aventuras. Una historia que te llevará unas 40 horas completar y que maravillará a cualquiera que ponga un pie en Nippon. Como no todo pueden ser florecillas y arcoíris, Okami también cuenta con algunos aspectos menos favorecedores. La historia es muy divertida, pero es cierto que tiene muchas subidas y bajadas de ritmo y puede darte la sensación errónea de que se acerca al final… varias veces. También es verdad que si ya jugaste en su momento a Okami cuando salió en PS2 o en Wii, no merece realmente la pena volver a hacerte con este juego, pues la única diferencia se encuentra en los gráficos (muy bonitos, eso sí), y no añade ningún modo de juego nuevo ni ningún capítulo extra. Pero si te perdiste esta aventura y quieres enmendar este error, Okami HD es tu oportunidad de descubrir cuán original, innovador y emocionante puede llegar a ser un videojuego bien hecho. No te lo pierdas, cuenta con mi sello de calidad y todo.


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